domingo, 21 de septiembre de 2008

De la Revolución y las Estrellas

Durante demasiado tiempo, se ha vivido en la ilusión de que satisfaciendo las hambres del estómago, íbamos a poder solucionar todas las demás dificultades fácilmente. A la cultura y al arte se las comenzó a ver como epifenómenos o reflejos de las condiciones materiales, cuya única finalidad podría ser, entretener a las gentes en sus horas libres o servir de alimento para aquellos que necesitan consumir erudición y saber. Pero esto ha sido un grave error: sin poesía, el hombre se queda encerrado a la jaula del presente , encadenado a lo que ya es, sin ojos para el devenir, amarrado a este mundo tal cual se nos presenta hoy en día, sin poder imaginar un mas allá que supere las contradicciones del instante. La cultura es un sueño constructivo, indispensable para poder vivir , un abrir las puertas y las ventanas de la casa para que el hombre pueda por fin salir a tomar el sol que le plazca, a pasearse por los jardines que el sea capaz de inventarse y a volar adonde quiera. No solo de pan vive el hombre, y este otro pan para esta otra hambre es tan esencial para el ser humano, que su urgencia no puede postergarse sin distorsionar la vida. El razonamiento, según el cual hay que ocuparse primero de los problemas materiales, para después pasar a lo “accesorio”, la cultura, el arte, etc., es completamente falso, y conlleva una dramática declinación hacia la incultura, la inconciencia, y como ha ocurrido concretamente en alguno procesos que se reclaman del socialismo, a la barbarie.

Como esta necesidad se olvida a menudo, y se ha olvidado mucho y demasiado en el campo de la revolución, es urgente hoy en día volver a tomar con fuerza la misma idea humanista que subyace en la acción y en el pensamiento de todos los verdaderos revolucionarios. No puede haber revolución en contra de las ciencias: la revolución tiene que ser científica. No puede haber revolución en contra de la cultura: la revolución tiene que ser cultural. No puede haber revolución en contra del arte: la revolución tiene que ser artística. Hay que ponerle a Marx un sombrero lleno de palomas, hay que volver a unir la revolución con las estrellas.













Eduardo Carrasco



Quilapayún La revolución y las estrellas.

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