martes, 4 de diciembre de 2007

El Universo de Don Roberto

“Entiendo que así como la Revolución es una empresa colectiva en el plano social, es también un proceso que debe verificarse en el interior de cada individuo. Para los intelectuales y artistas, para todos los hombres, considero que esta revolución personal es enteramente necesaria y, muy especialmente, si ese intelectual, si ese artista, es conciente de pertenecer a un mundo que se encuentra en la compleja etapa de la construcción de una nueva organización social, en la cual la Formación Integral debería tener una importancia de primer orden. En mi opinión, no solo se trata de estar con la revolución, sino de ser revolucionario. Y ser revolucionario implica, claro esta, ser libre, o luchar consecuentemente por alcanzar la libertad. Así como los pueblos se liberan mediante la lucha contra la opresión política y económica, los individuos solo pueden liberarse mediante la lucha contra sus tiranos interiores: la hipocresía, el miedo, los prejuicios, los intereses creados, la falsa autocrítica, las ideas convencionales y esquemáticas, es decir, todo eso forma el ejercito invisible (a menudo mercenario) contra la cual las guerrillas interiores habrán de emprender la lucha por la libertad creadora. Mientras más conciencia, más luz. Mientras más luz más conciencia.

Para que de hecho se produzca una revolución en la cultura, debe producirse una revelación, deben ponerse en evidencia todas las posibilidades del hombre. Tener un alto sentido de la responsabilidad no quiere decir practicar la autocensura sistemáticamente. En el campo de la imaginación se precisa ser tan aguerrido como en el campo de la batalla. Los constructores de un mundo nuevo, tanto en el plano social, como en los planos, cultural, intelectual y artístico, se caracterizan por la generosidad, por la entrega al trabajo, pero también, por la osadía, por la capacidad de asumir con el coraje suficiente los riesgos que supone todo acto creador y renovador, toda revolución verdadera. Y no es este un problema que solo interese al poeta. Yo creo que todo hombre verdadero es un poeta, que un hombre integral tendría que ser un poeta, porque poesía no quiere decir otra cosa que aferrar mas realidad y, si es posible, toda la realidad. Al fin y al cabo, un o intelectual, un artista, solo se diferencia de los otros hombres por ser capaz de vivir con mas intensidad su experiencia del mundo, no quedándose solamente con, los hechos, sino también explorando la imaginación. Estimular la imaginación creadora del pueblo, crear las condiciones para que todos tengan acceso a la culturas verdadera (mas que a la acumulación de conocimientos, a la interpretación, a la apropiación de esos conocimientos en profundidad), será la meta de un proceso revolucionario verdaderamente fecundo en el campo cultural. Un hombre forjado de ese modo, será un hombre integral, es decir aun cuando su oficio no sea específicamente hacer poemas.

El arte no es un lujo, es una necesidad, y así como en el terreno de lo social la revolución se enfrenta a problemas nuevos y encuentra nuevas vías para resolverlos, en el terreno de la creación artística y el trabajo intelectual, una imaginación realmente creadora se propondrá también la solución de una problemática siempre renovada, y encontrará los medios de investigación y expresión que resulten adecuados para resolverla.

El arte es el deseo de lo que no existe, y a la vez, la herramienta para realizar ese deseo.

Yo espero que este congreso, no solo cumpla con la innegable necesidad del acopio de información y el intercambio de opiniones que a nosotros intelectuales y artistas, nos son tan caros. Espero mas aun: que se ponga en discusión, hasta que punto del triunfo de nuestras guerrillas interiores dependerá que nuestra gestión sea fecunda y que un hombre integral, un poeta, un hombre nuevo, pueda convertirse en realidad”.
Roberto Matta